jueves, 23 de diciembre de 2010

Silencio

Una de las cosas que más añoro de mis años en Inglaterra es el silencio. El silencio y el respeto al silencio de los demás.
Silencio en prácticamente cualquier lugar o situación; silencio en las casas; silencio en las ciudades; silencio al conducir; silencio en los parques cuando paseaba con mi mejor amigo Loco; silencio cuando iba a comprar; silencio en el metro; silencio en los restaurantes...
Nuestra cultura Mediterránea es ya de por sí ruidosa. Nuestra manera de hablar es ruidosa e incluso nuestras maneras lo son. No es de extrañar que por ello podamos ser considerados como "agresivos" a la hora de comunicarnos con gente de otros paises europeos, especialmente del Norte.

Desde mi punto de vista creo que el silencio y cierta quietud nos ayudaría a llevar mejor nuestro día a día y el de los demás.

Como contaminación se entiende: "Alterar nocivamente la pureza o las condiciones normales de una cosa o un medio por agentes químicos o físicos"

De todos los tipos de contaminación existentes parece que a la que menos importancia le damos es a la Contaminación Acústica y creo que poca gente se para a pensar en ella. Pienso en los altos niveles de alteración nociva que sufre alguien sometido a unos niveles de contaminación acústica provocada por él mismo y me sorprende. Lo veo como un ejercicio tóxico y contraproducente para su persona.

Pensad en esa persona que se despierta todas las mañanas debido a  un ruido atroz y repentino (un despertador obsoleto, la música del vecino de al lado, un teléfono, un aspirador, un portazo...). Si hablamos de una persona adulta con una condición física normal, podría pasar de tener unas 60-80 pulsaciones por minuto a unas 120. El hecho de despertar así ya supone una alteración nociva de unas condiciones normales, con lo cual podríamos considerar que esa persona se levanta "contaminada". Pensad que esa misma persona nada más levantarse pone la televisión y ve las noticias (normalmente desagradables) o ve tertulias matinales en las que nadie sigue un orden moderado y donde las opiniones de los tertulianos parecen adquirir mayor significado cuanto más alto son pronunciadas o incluso gritadas.
Esa misma persona luego se dirige al centro de la ciudad en coche pero hay mucho tráfico. No ajeno a las quejas y protestas de los demás conductores que no avanzan, decide unirse a tan grotesco concierto de cláxones, que total, tocarlo es gratis.
Cuando baja a jugar la partida de dominó al bar es de esas personas que para intimidar al adversario, agarra fuertemente la ficha con el seis doble, alza el brazo por encima de su cabeza y la deja caer sobre la mesa con toda la fuerza que sus brazos se lo permiten, provocando un atronador estruendo en todo el bar mientras su compañero de partida pide a gritos un "cacharrillo" al camarero que a su vez está jurando en voz alta porque Benzemá ha fallado un gol a puerta vacía...

La gente hoy en día quiere ser sana; comer bien; hacer deporte; llevar una vida apacible y longeva, etcétera; pero mucha gente no se da cuenta de que vive contaminada. Se levanta contaminada y se acuesta contaminada. Lo peor de todo es que esta contaminación suele ser auto-infringida.

Lógicamente, si estas personas no son conscientes del desorden al que se exponen, no pueden ser conscientes del desorden al que están sometiendo a los demás.

Y esto es egoista.

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